lunes, 26 de julio de 2010

Carrera de pollos en Alborge



El próximo 10 de agosto, festividad de San Lorenzo se va a celebra una carrera de pollos en Alborge, será sobre las 19:00 h y esperamos asistir unos cuantos Sedetanos para colaborar con la recuperación de uno de los juegos tradicionales en nuestra comarca.

Animaros para disfrutar de esta experiencia con nuestros vecinos.

Extraigo algo de información sobre la historia de este tipo de carreras, un texto en el que colabora nuestro amigo Celedonio, si quereis ampliar pinchar aqui.


LAS CARRERAS PEDESTRES EN ARAGÓN

Celedonio García Rodríguez y José Antonio Adell Castán


García - Adell
(Autores del libro: El pedestrismo en Aragón. DGA, Zaragoza, 1987)

Las carreras pedestres o de pollos, propiamente dichas, tenían como ámbito la Comunidad Autónoma de Aragón y zonas limítrofes o en contacto con la misma.

Dentro de las múltiples facetas del deporte o juego rural aragonés podemos encuadrar las carreras a pie. Como dice la propia palabra (del latín pedes = pie) sería la acción realizada por los pies, y por extensión por las piernas y por todo el cuerpo, consistente en resistir durante mucho tiempo la carrera o la marcha a pie o cubrir determinadas distancias en el menor tiempo posible o en competencia con otros corredores.

Con esta definición no podemos distinguir muy bien la diferencia entre las pruebas atléticas, celebradas en todo el mundo, y las carreras pedestres aragonesas. Esas diferencias están en la propia prueba, en el ambiente, en el premio, y en otras connotaciones.

Las manifestaciones del pedestrismo en nuestra Comunidad Autónoma tienen unas características tan especiales que no encontramos en toda el área mediterránea.

La Gran Enciclopedia Aragonesa habla de las carreras pedestres, como “pruebas populares que han tenido un gran desarrollo en Aragón y País Vasco. Antaño el corredor aragonés, en calzón y peducos, e incluso a uñeta y descamisau (descalzo y en ropa interior), compite sin preparación atlética, más por pique de los mozos que por apuesta” (1)

Antonio Beltrán dice, refiriéndose a las corridas de pollos que “las actividades deportivas y lúdicas, en lo popular, se asocian con la competición, en la que lo más importante no es alcanzar un tope determinado, sino triunfar sobre los competidores. Aparte de otros deportes, las carreras con pollos como premio son una de las escasas actividades de tipo atlético que se han repetido en Aragón, donde el duro trabajo físico en el campo, no plantea la actividad como una meta, salvo para demostrar la fuerza, potencia o velocidad” (2).

En un trabajo publicado en la revista Argensola del Instituto de Estudios Altoaragoneses definíamos las carreras pedestres o corridas de pollos como “consistentes en una prueba a pie en la que participaban varios corredores. los cuales intentaban ganar un premio” (3).

En el programa de los “III Juegos Altoaragoneses”, celebrados en Huesca en el año 1981, se comenta que un premio muy generalizado en todo Aragón en este tipo de pruebas eran pollos, tres para el vencedor, dos para el segundo clasificado y uno para el tercero, “por lo que se conoce este tipo de deporte en numerosas localidades como corridas de pollos” (4).

En el programa de los “I Juegos Deportivos Tradicionales del Alto Aragón”, organizado por el Consejo Superior de Deportes y la Diputación Provincial, al hablar de las carreras pedrestres (así aparece escrito al igual que en algunos programas de fiestas) se distingue entre la corrida de pollos y la de andarines. Sobre esta última se comenta que se prohíbe correr, existiendo un paralelismo con la marcha atlética, lo cual rompe la tradición, pues no conocemos que en Aragón existiera esta prueba en nuestro deporte tradicional (5).

Asimismo, aparecen las corridas de pollos o pedestres en muchos programas de fiestas o, también, en otras manifestaciones como los “Juegos del Jiloca”, los “Juegos de la Litera” o los “Juegos Tradicionales Aragoneses” celebrados en Huesca el día de San Jorge del año 1985 (6).

También podemos encontrar este tipo de pruebas en otras Comunidades Autónomas, pero con un matiz muy diferente. En el País Vasco y norte de Navarra se desarrollan las mismas dentro del deporte rural vasco (los korrikolaris).

En el resto de España encontramos tímidamente este tipo de manifestaciones. Así, en algunos pueblos de León se correla rosca, que era un mazapán grande de huevos, harina y azúcar. Correr la rosca era una prueba muy rápida, que no solía llegar al medio kilómetro. En Galicia existía la carreira de la fogaza de parecido matiz. Son pruebas rituales de marcada huella ancestral (7).

En algunos lugares de Hispanoamérica también se celebran estas carreras practicadas en nuestro país, llevadas, sin duda, por las gentes que en los siglos pasados marcharon al Nuevo Continente.

En el Diccionario de la Real Academia se define la carrera como la fiesta de parejas o apuestas que se hacen a pie o a caballo para diversión o para probar la ligereza. Otras acepciones son “pugna de velocidad entre personas que corren; paso rápido del hombre o animal para trasladarse de un lugar a otro; etc.” (8).

Por otra parte, el atletismo como deporte federado ha desplazado o sustituido estas ancestrales pruebas al introducirse con gran fuerza en los medios de comunicación social. En los pueblos se adaptan a lo que se hace en otras partes del mundo: carreras populares, millas urbanas, cross, etc. Con ello se pierden las pruebas autóctonas.

Como pruebas no encuadradas dentro del ámbito federado, pero con carácter tradicional encontramos únicamente las que se desarrollan en la zona vasco-navarra y aragonesa. Las pruebas pedestres del País Vasco tienen un matiz diferencial de las aragonesas. En aquellas juega un papel importante la apuesta y en Aragón la carrera se desarrolla por pique o por competición lúdico-festiva.

Los korrikolaris vascos están dotados de una tremenda resistencia, puesto que recorren distancias muy largas. Algunos destacados atletas como Mariano Haro han participado en varias de estas pruebas, batiendo records establecidos (plaza de toros de Tolosa).

Aragón

Dentro de nuestra Comunidad Autónoma existían diferencias entre las competiciones pedestres de una u otra zona, comarca o pueblo.

En los valles pirenaicos se celebraban las carreras en los alrededores del pueblo, con meta en la plaza mayor o calle principal. El premio era una rosca, tarta que tenía esta forma. Por esta razón se le llamaba carrera de la rosca.

En la Hoya de Huesca la denominación era de carreras al estilo del país. La distancia era corta y se realizaba tras la comida.

En las comarcas de Los Monegros, Cinca y La Litera la prueba se celebraba en alguna era del pueblo, dando varias vueltas a la misma hasta completar 10 o 12 Km., mientras la banda tocaba en el centro del redondel y el público seguía con gran interés las evoluciones de los esforzados corredores.

En Zaragoza, Barbastro, Calatayud, Huesca, Albalate del Arzobispo, Calanda, etc., el redondel de la disputa pedestre era la plaza de toros y el encargado de organizarla el empresario que sacaba sus beneficios al cobrar entrada al público que acudía a la misma.

En el Bajo Aragón se conoce a estas pruebas con el nombre de corridas de peatones, siendo los premios pollos. Todavía en los programas de fiestas de la posguerra aparece esta acepción; así, en el de Samper de Calanda del año 1939 se anuncia para el día 6 de agosto que a las cinco de la tarde habrá “gran corrida de peatones, que partirá de la Plaza de España hasta el camino de Zafranar, dando dos vueltas al mismo trayecto, con los premios siguientes: primero, tres hermosos pollos; segundo, dos hermosos pollos; tercero, un hermoso pollo” (9).

En la ribera del Jalón se hallaban muy extendidas las corridas de pollos, y aún gozan de enorme interés. Se realizan en circuitos extremadamente cortos (Chodes) dando muchas vueltas. En algunos puntos de la zona, en los años 20 y 30, estas competiciones se conocían con el nombre de corridas de peones, tal como consta en el programa de fiestas de Calatorao del año 1928 en honor al Santísimo Cristo (10).

En la ribera del Jiloca se mantiene la genérica denominación de carrera de pollos o corrida de pollos, haciendo referencia al premio. La prueba transcurría por la carretera o camino principal que pasaba por la localidad.

Cuando, poco a poco, los premios de los clásicos pollos se cambiaron por premios en metálico, a la antigua denominación le sustituyó la de carrera pedestre, que es la que se ha mantenido hasta la actualidad; aunque aún en algunos lugares se conservan otros nombres: “carrera de la cuchara” en Aínsa, “carrera de la joya” en Mallén, etc.

Podemos decir que prácticamente todas las ciudades, villas y lugares de Aragón programaban en el día del patrón o en los días de la fiesta mayor la carrera, que era el acto profano más esperado y el que más interés suscitaba.

Las comarcas donde más ha perdurado la afición a las carreras a pie han sido las altoaragonesas de los Monegros, Cinca y Litera; las zaragozanas de las riberas del Ebro, Jalón y Campo de Calatayud, y el Bajo Aragón turolense. Su desaparición es inminente en la zona pirenaica, Cinco Villas, los Campos de Borja y Tarazona y las comarcas del Sur y Oeste turolense.

Coincide que en las mismas comarcas donde más se ha desarrollado es donde otros deportes autóctonos, como el tiro de barra, han tenido sus mayores centros de atención e interés.

Con la creación de la Federación Aragonesa de Atletismo y la formación de clubes federados, las carreras pedestres desaparecían de las ciudades aragonesas,-reduciéndose a los núcleos rurales. A pesar de ello, algunos barrios de Zaragoza, Calatayud o Huesca, se siguieron programando actos de este tipo.

Aunque, en los años de la República y más tarde en los años de la posguerra, la Federación sancionaba a los atletas que participaban en las competiciones pedestres aragonesas. En la prensa del día 9 de julio de 1933 la Federación Aragonesa de Atletismo hacía público el siguiente comunicado:

“Habiendo comprobado la Federación Aragonesa de Atletismo las denuncias contra determinados atletas, por haber participado en pruebas no autorizadas por esta Federación, en las que se otorgaron premios en metálico y deseando por otra parte hacer una enérgica depuración entre sus atletas, se acuerda descalificar hasta el día 15 de octubre del corriente año a Don Francisco Pardos, Don Alfredo Martínez y Don Joaquín Callao, y en caso de reincidencia, a perpetuidad” (11).

En varios periódicos de fecha 8 de septiembre de 1950 se daba cuenta de otros acuerdos de la Federación contra los corredores que participaban en estas pruebas y que eran los más destacados del fondo español:

“El 31 de agosto se tomaron acuerdos por la Federación Española de Atletismo en los que según informe elevado por la Federación Aragonesa, que vienen a sumarse a otros hechos anteriormente, el Comité Directivo se pronunció por unanimidad, por considerar a los atletas denunciados como profesionales: Baldomá, Coll, Sierra, Rojo, Yebra y Losada” (12).

Esta sanción se debe a la participación de estos corredores en la prueba pedestre de Calanda, celebrada el día 13 de agosto de este año, en la que el vencedor tenía como premio una “yegua preñada por un semental del estado”.

Ello provocó que en los años de la posguerra los periódicos no comentaran, en los artículos de corresponsales, las carreras de las fiestas de los pueblos; se procuraba no dar publicidad a las pruebas para que no existieran sanciones. Claro está que a veces la Federación tenía que levantar las sanciones ante compromisos importantes de la selección, tal como ocurrió con José Molins, de Sabadell, en los años sesenta.

Ahora, que los atletas destacados cobran cantidades desorbitadas en las reuniones o meetings, por conceptos publicitarios, por records, etc., este problema ya no existe y la actitud de la Federación es de benevolencia con estas pruebas. Así, en la carrera celebrada en el barrio zaragozano de Las Fuentes, en agosto del año 1985, varios directivos estuvieron viendo y animando la prueba.


Saludos a todos y continuar disfrutando.

Andrés


No hay comentarios: